¡Hola
bloggeros!
Mi nombre es Isabel Zambrano y soy miembro del
grupo que ha creado este blogg , estoy muy ilusionada por poder compartir con
vosotros nuestras actividades, experiencias y pensamientos relacionadas con la
naturaleza y este maravilloso mundo que nos rodea, pensamos que explorar es fundamental para
aprender.
Mi primer
post consistirá en plantar una semilla de lenteja en un tarrito con algodón, ya
que para los niños será muy sencillo.
Una vez que
hayamos plantado las lentejitas con éxito, iremos más allá y plantaremos
semillas en la tierra, pero mientras que esto llega iremos practicando con las
lentejas o cualquier otra legumbre.
La finalidad
que pretendemos con los pequeños es conseguir que los niños conozcan cómo
crecen y se alimentan las plantas, además de realiza un pequeño experimento.
Para
realizar esta actividad, necesitaremos una serie de utensilios:
-
Un
tarro de cristal de yogurt vacio o un vaso de plástico
-
Algodón
-
Agua
-
Lentejas
El
procedimiento que llevaremos a cabo será el siguiente:
-Humedecemos
el algodón en agua y lo introducimos dentro del tarro de cristal/plástico y lo
aplanamos en el fondo.
-Ponemos
encima del algodón las lentejas o semillas bien distribuidas, que no queden
unas encima de las otras, sino esparcidas.
-Cubrimos
las lentejas con otra capa de algodón humedecida en agua.
-Ponemos el bote al sol.
Después llevar a cabo dichas instrucciones,
vigilaremos nuestra planta, para asegurarnos de que dicha planta sigue húmeda,
es un ser vivo así que no podemos olvidar que: ¡debemos cuidar de ella!
Además de plantar las lentejas, les contaremos a los
niños un cuento y cantaremos una canción les mostrará a los pequeños la
importancia de la actividad que hemos realizado en clase.
El coleccionista de
semillas:
Fernando era
un niño que gustaba de observar a su alrededor.
Observar no es tan difícil ¿Sabes lo que debes hacer? Mirar con atención cada cosa para saber qué color, forma y tamaño tiene. ¡Esto es divertido!
Fernando en especial observaba las semillas y las coleccionaba. A cada semilla que encontraba, él la guardaba en una hermosa cajita de madera, y le hacía un dibujo de cómo era su árbol o planta y que fruto o flor tenía.
Observar no es tan difícil ¿Sabes lo que debes hacer? Mirar con atención cada cosa para saber qué color, forma y tamaño tiene. ¡Esto es divertido!
Fernando en especial observaba las semillas y las coleccionaba. A cada semilla que encontraba, él la guardaba en una hermosa cajita de madera, y le hacía un dibujo de cómo era su árbol o planta y que fruto o flor tenía.
Tenía así,
muchos dibujos, el del manzanal era su preferido, lo había dibujado grande y le
parecía sorprendente que su semilla fuera tan pequeña, lo mismo pasaba con un
limonar que había iluminado de un verde mágico y ¡el naranjal! Con sus grandes
y jugosos frutos.
-¡Tan llenos de color!- pensaba Fernando - ¡Y la semilla es blanca!
-¡Tan llenos de color!- pensaba Fernando - ¡Y la semilla es blanca!
Un día, en su
escuela, los niños sembraron frijolitos, y Fernando pensó que esa era una
excelente idea. Buscó en su casa algunas macetas con tierra y en cada una
sembró.
Sembró unas
semillitas que había encontrado en una bolsita de hojas que una planta de
flores rojas tenía, sembró también semillas de guayaba y unas de jitomate.
Sembró maíces y una semilla gorda y redonda de níspero.
Con mucha
paciencia cuidó cada una de sus macetas, las colocaba en el sol y les daba
agua, cuando sus plantitas empezaron a crecer, eran tan pequeñas que él las
protegía, les hablaba y las cuidaba en extremo. A fuerza de tanto observarlas,
un día Fernando cayó en cuenta que las semillas ¡generaban un ser vivo! Esto lo
llenó de gozo, y comprendió el porqué el sol hace tanta falta, porque el agua
debe cuidarse y porque todos necesitamos de todos. Imaginó a sus pequeñas
plantitas siendo árboles y plantas con flores y frutos y se sintió muy
orgulloso de haberlas sembrado.
-Así pasaría
si sembramos semillas de amor en nuestro corazón- dijo la maestra, cuando
Fernando explicó a sus compañeros sobre sus semillas. – Debemos sembrar semillitas
blancas de paz en cada uno de nuestros corazones, y ayudarlas a crecer con la
luz de la amistad, del respeto y la consideración, para que en nuestro mundo,
aparte de plantas tan bonitas como las de Fernando, haya grandes flores de
colores y jugosos frutos de amor.
Canción Infantil: La semilla del melocotón
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